Lipedema y sistema linfático

Lipedema y sistema linfático

El sistema linfático juega un papel fundamental en el mantenimiento del equilibrio de líquidos y en la defensa inmunitaria del cuerpo. En el caso del lipedema, su interacción con esta red de vasos y ganglios es clave tanto para entender la enfermedad como para diseñar tratamientos eficaces. Aunque el lipedema no es una patología linfática en esencia, puede alterar la funcionalidad del sistema linfático a medida que progresa, generando lo que se conoce como lipolinfedema.

El lipedema se caracteriza por la acumulación anormal de grasa subcutánea, generalmente en las piernas y brazos, que no responde a dietas ni ejercicios. Con el tiempo, esta acumulación de tejido adiposo puede comprimir los vasos linfáticos, dificultando el drenaje adecuado del líquido intersticial. Esto lleva a una sobrecarga del sistema linfático, que intenta compensar el exceso de volumen sin éxito, favoreciendo la aparición de edema, inflamación y un mayor deterioro de la movilidad.

Uno de los principales tratamientos no quirúrgicos para el lipedema, precisamente, se basa en el apoyo al sistema linfático. El drenaje linfático manual es una técnica especializada que estimula el flujo linfático y ayuda a eliminar el exceso de líquido acumulado en los tejidos. Combinado con el uso de prendas de compresión y ejercicios específicos, este enfoque mejora significativamente los síntomas y evita el avance hacia un estadio más severo.

Estudios han demostrado que el compromiso linfático en el lipedema no es uniforme y puede variar según la etapa y las características individuales del paciente. Por eso, es fundamental que cada caso sea evaluado por un equipo médico multidisciplinario que incluya especialistas en medicina vascular. Entender la relación entre lipedema y sistema linfático permite un abordaje más integral y efectivo, que no solo mejora los síntomas físicos, sino que también protege la funcionalidad general del cuerpo.

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