La menopausia es una etapa que puede agravar los síntomas del lipedema debido a los cambios hormonales. La disminución de estrógenos y progesterona afecta el metabolismo, la distribución de grasa y la elasticidad de la piel, factores que pueden intensificar la progresión del lipedema.
Durante esta etapa, muchas mujeres experimentan acumulación de grasa en zonas comúnmente afectadas por el lipedema, como caderas, muslos y brazos. También puede aumentar la dificultad para perder peso y la sensación de pesadez y dolor.
El manejo del lipedema durante la menopausia debe ser integral. Se recomienda una dieta antiinflamatoria rica en antioxidantes, ácidos grasos omega-3 y fibra, junto con actividad física de bajo impacto, como pilates o yoga. Las prendas de compresión siguen siendo esenciales para mejorar el retorno venoso y linfático.
Desde el aspecto emocional, esta etapa puede aumentar la vulnerabilidad a la ansiedad y la depresión. El apoyo psicológico y los grupos de apoyo son fundamentales. En algunos casos, la terapia hormonal sustitutiva puede ser considerada, siempre con evaluación médica cuidadosa. Un equipo multidisciplinario garantiza una atención personalizada y eficaz durante la menopausia.