El lipedema tiene un impacto profundo en la autoestima, especialmente en mujeres. La acumulación desproporcionada de grasa en las extremidades, junto con la dificultad para perder peso en las zonas afectadas, puede generar una percepción negativa del propio cuerpo. Muchas pacientes experimentan inseguridad y frustración, afectando su bienestar emocional y su vida social. La falta de información y los comentarios desinformados pueden intensificar estos sentimientos, generando un ciclo de baja autoestima y aislamiento. Para mejorar la autoestima en personas con lipedema, es fundamental combinar el tratamiento médico con el apoyo psicológico. Terapias individuales o grupales pueden ser de gran ayuda para fomentar la aceptación del cuerpo y fortalecer la confianza personal. Además, contar con un entorno comprensivo y educado sobre el lipedema contribuye a reducir la estigmatización. Celebrar logros personales y enfocarse en el bienestar general, más allá de la apariencia física, es clave para una mejor calidad de vida.